entre mi techo y yo, golpeaba aboliendo simpatías
harto como estaba de volar
parpadeó pesadamente y dijo algún misterio
así quiso marcharse, perseguido por mi curiosidad,
tan inconcluso como siempre.
Los árboles avanzan a un plano más próximo/ Algo está pasando en sus ramas/ Algo invisible habita entre el hombre y su sombra/ Ahorcándonos de pinos/ Geométricamente tallados/ Rigurosamente vestidos.
Una imputación de haber tenido un instante de mal pensamiento uno hacia el otro, un fugacísimo deseo de mal, o de olvido por propia comodidad, hace que Ella se aleje. Pero queda su mancha de sombra sobre el piso.
La Ella-sin-sombra.
Él, solo.
Durante el capítulo “Cómo borrar la sombra” van llegando los amigos y a cada uno Él le pide recursos para extinguir la sombra, que ha quedado indeleble; todos lo intentan y nadie lo puede.
Hasta que comienza el capítulo “Fortuna fue que fuera imposible mi insensato intento de borrar esa sombra”. Entonces se problematiza a sí mismo sobre sus deberes, conducta para con esa sombra.
En tanto, el problema (para otros, no para Ella) de su transitar sin sombra. Acto deliberado fue perderla, dejarla allí para obsesión de él, para elevarlo a ser hombre de único pensamiento el pensar en lo que falta a esa sombra; y su certeza de que su sombra y el amor de Él serán suyos nuevamente.
Macedonio FernándezEstamos perdidos. Todo esto que te digo es su divina presencia. ¿Reclamar el silencio universal? ¿Desarticular el lenguaje? La mente domina al hombre y a sus sentimientos. Pero, quién la domina a ella.
Cuántas veces queremos “desenchufarnos”, aceptando nuestro automatismo!
Cuántas veces nos proponemos la evasión y ahí está todavía ahuyentando todo rasgo animal!
Es dueña de las voces de todos nuestros ancestros. Nos encierra en su montón de trampas, reclamándonos más hombres para aumentar su poder.
(Sin embargo, puede crecer sola. Es autodidacta.)
Todas esas odiosas palabras con las que nos regocija y no hay nada detrás de ellas, sólo los siglos. Todo es un holograma. Desconexión ya!
La lógica del mundo se revela y no se rebela. ¿No es ab-zurdo? ¿Son los hombres los que deben hacer_lo imposible? Uno se aparta y niega y se ilusiona: Dejen a los hombres libres. Abandónenlos. No les enseñen nada. No les hablen.
Dependencia tras dependencia es la humanidad. El odio, el amor, el dolor, la nada. Qué no existen te digo! Maldita urgencia taxofílica y domesticación y la caverna que te vio parirlos. Belleza, alegría, soniditos que nos exponen al aire. Proyecciones. Destrucción masiva que estás ahí mil veces perfeccionada
(Y, entonces, Ud. puede enamorarse de quien quiera; si total, el amor no existe.)
Achernar Adalid
Y con aquello que queda para ser leído pasa otro tanto. Cada hecho es interpretado por los hombres y cada hombre posee su propia visión sobre el sentido que ese hecho tiene.
Por ello existen tantas versiones como existen historiadores. Un ejemplo claro es el de las opiniones enfrentadas que suscita Roca: para unos, él fue un patriota que extendió el territorio nacional y, para el resto, un genocida que exterminó habitantes nativos.
En todo caso, a las grandes hazañas de la humanidad hay que darles prensa, sobre todo en la escuela que es donde están los que acceden gratuita y obligatoriamente[1].
A ellos hay que enseñarles de dónde vienen para que siempre se resignen a dónde van. A ellos hay que enseñarles que, pese a las similitudes, los historiadores no son cazafantasmas, que los hechos fueron toditos reales, que no son mitos de culturas primitivas, sino verdades formuladas desde criterios científicos. No son ficción como la literatura porque hay pruebas, documentos, testimonios iguales o más contundentes que los que presenta un corrupto para probar su honradez ante el tribunal que lo exonera.
En definitiva, lo cierto es que
También existen quienes te explican cómo distinguir la casa: si su número es impar o infinito, si siempre fue el mismo; si el estilo de la casa es gótico, americano o francés, si quien la edificó recibió ayuda extraterrena; si su habitante la compró o la alquila, si vive solo, si es homosexual o judío.
Otros ni siquiera la nombran, usan metáforas o te recuerdan las palabras de su propietario, aunque ellas sólo se le atribuyen por tradición. También están los que quizás te pregunten si su dueño y la casa realmente existen o si son imaginarios y, en todo caso, para qué sirve hacer de cuenta que existen tales casas.
Mientras esperamos que la máquina del tiempo que nos vienen prometiendo aparezca algún día, sólo podemos acceder al pasado a través del discurso ajeno. Tal vez sea positivo saber que es eso: nada más ni nada menos que palabras de los demás. Es lógico que nos desorientemos. A veces Roca puede ser Perón. Pero, cuidado! Hay cosas que no deben decirse en voz alta, si uno no quiere que lo remitan a "Los anales de la civilización".
Zutano[1] La trampa más imperceptible.
En una sociedad como la nuestra,
en la que todo lo que pasa por la tele
es lo que realmente pasa en el mundo,
cabría preguntarse
¿Quién enciende a quién?
A esta altura del discurso "Los actores sociales con mayor poder adquisitivo tienen por prioridad apoderarse de los medios masivos de comunicación para persuadir y manipular, legitimando su supremacía en el sistema políticoeconómico que intentan perpetuar", debería sonarnos de algún lado.
Todos los que, por una u otra causa, están contra el imperialismo lo sueltan desperdigado por el mundo. Sin embargo, su contrapropuesta es, con suerte, suplantar al gigante por otro que haga lo mismo, pero para el lado opuesto (el de los que se dirían "buenos" en un mundo bipolar, al estilo Disney).
Según se ve (?), la tele se ha convertido en el medio que tiene el mayor potencial para activar y desactivar multitudes a su antojo y, en particular, son los denominados emporios quienes se interesan por
Por ejemplo, algunos dirían que con la difusión de informes altamente sugestivos (como lo son todos), pero parapetándose tras una supuesta “objetividad periodística”, se refrena la participación ciudadana:
"posibles incidentes en una manifestación", seguido de "inminente presencia de violentos", son algunas de las frases que, habitualmente, van acompañadas por el "chui-chui-chui" de Hitchcock, cuyo fin es poner en clima al televidente, dándole una sensación atmosférica irreal, pero psicosomática.
Habría muchos ejemplos que citar, conformémonos con los que tejen, o más precisamente traman, en derredor de los inmigrantes: Durante la última década, ¿fueron ellos los responsables directos o indirectos, al menos, de la falta de empleo en "nuestro" amado terruño?
Con ideas de tonalidad amarillista y barata, se detonaron resabios del Hittler que cada argentino descendiente directo de barco tiene escondido bajo la camiseta, haciendo que éste identifique en un vecino a su enemigo, al responsable de su desocupación y de la delincuencia residual y de que todo y de que la nada y de la madre que lo parió.
Mmmm. Habría que pensarlo mejor, por ahora dejamos picando esta pregunta: ¿Será porque Bolivia no tiene salida al mar?
Algunos teóricos afirman que las sociedades modernas se componen de distintos actores (sindicatos, Estado, grupos económicos, etc.) vinculeados entre sí a través de mecanismos impuestos desde antiguo, lo cual haría que éstos fuesen inquebrantables y, en sí mismos, una querencia humana "capital".
Pese a ello o por ello, ¡vaya a saber uno!, ya hace tiempo que la alienación que "generarían" los medios está siendo cuestionada en artículos de capacitación docente, desde donde se alienta, con una postura más que tranquilizadora, diciendo que los mensajes televisivos, al transmutar en objeto de análisis, no serían "tan persuasivos", puesto que el destinatario no los recibe pasivamente (lo que es obvio, después de las revisiones que se han hecho al circuito de la comunicación), sino pasándolos por el tamiz de los discursos que previamente ha incorporado sobre los mismos temas.
Ahora bien, acordamos, pero ¿de qué calaña son esos discursos incorporados previamente? ¿Quién/es, cómo y en qué momentos los suministra/n? ¿No van a decir ahora que nadie lo pensó antes o después o en el entretiempo?[1]
Es bien sabido que la caja bobalizadora acompaña a las 'nuevas' generaciones desde la más tierna infancia, reproduciendo el discurso hegemónico; a la vez que se propone como el entretenimiento que adormece el intelecto o que hace las veces de ansiolítico. Desde antes del año, los niños son dejados a merced del "chupete electrónico", que es para ellos el encantamiento previo de una brutal boa constrictora.
Pero hay que llegar más lejos para poder otorgar una cuota de sentido a esta enmarañada realidad, porque evidentemente no hay puntada sin hilo, menos cuando se trata de redes comunicativas y de peces que mueren por la boca, y menos que menos cuando se dice que la escuela, institución reproductora de la dinámica social o simple contenedor de fieras (tarde o temprano domadas), debería ser el adversario de una pantallita luminosa y colorida, ocupando el espacio de contrapoder (?). ¿Acaso éste es otro trabajo para Inframan, el famoso superhéroe que en sus horas libres hace de maestro?
¿No se dice también por ahí que -desde todos los espacios posibles- los medios ofician, intentando infundir temor al cambio, al desequilibrio, a un nuevo orden? Claro que no hay que responsabilizar sólo a los que manejan los hilos detrás del telón. Éstos tienen cómplices: gente que aplaude, reidores profesionales bien pagos, etc. Entre todos venden por "democracia" un reino maravilloso de la libre expresión, de la igualdad figurada, ocultando las desventajas y restricciones que emana su “oligocracia”.
Entonces, decíamos, los beneficiados (los que son capaces de responder a estructuras verticalistas, es decir, capaces de subordinarse al dominio del hombre por el hombre, y de éste por el dinero, en pos de beneficios mezquinos) ¿no se plantean la necesidad de aislar, neutralizar y desacreditar políticamente todo lo que atente contra la pseudodemocracia en que vivimos, y no avanzan contra los "independientes" como el peligro mayor e indescifrable?
En resumidas cuentas, varios aseguran que el sistema actual ha podrido mantenerse disque gracias a que ha dispuesto toda su energía en, por un lado, el camuflaje de su autoritarismo a tal grado que su slogan es la "libertad" y, por el otro, en la censura. Pero no de una manera ordinaria, (y/o) como militares, puesto que el acceso a los medios de difusión depende de una posibilidad económica y ésta, quieren hacernos creer, depende del esfuerzo y de la "inversión" educativa que cada individuo haga. Pero, de todos modos, nadie declara abiertamente que la casa se reserva el derecho de admisión y que los discursos que se hacen con posterioridad en los espacios restantes parecen no bastar para desenmascarar un complot tan descomunal porque, paradójicamente, no hay "masividad" ni repitencia inagotable en ellos, o sea, porque no poseen continuidad, por esa maldita intermitencia casi navideña que nos agarra de vez en vez.
Así, sutilmente, dejan fuera del campo comunicacional (dueño de tu pantalla, de tu música, de tu desnudez) a muchas voces, es cierto. Pero también es cierto que a ellas no les hace falta entrar en él, ni permanecer fuera, ni nada. No tienen por qué seguir un "patroncito" de conducta regular, sistemática.
Vayamos al problema: ¿Cómo hacemos circular otros discursos dentro de nuestras limitaciones económicas, técnicas, intelectuales o de sensibilidad?
Todos pueden hallar una forma personalizada de lanzar su voz. Otros lo hacen hace tiempo. No es preciso abarcarlo todo, ni mantenerlo eternamente (los ecos se encargan de desfondar el vacío).
La multiplicidad, la piratería, lo impredecible, lo subterráneo, lo clandestino, lo ilegítimo, lo alternativo, lo cómo se llame tiene más fuerza constructiva que la masividad oficialaria. Lo uniforme fracasa tarde o temprano, ya sea porque "pasa de moda" para algunos, o porque se comprende injusto. Entonces, cada quien busca una forma nueva, una posibilidad de cambio, una mirada distinta y, en el mejor de los casos, superadora. No puede haber un control absoluto y sí existe, efectivamente, un tráfico de ideas.
No es cuestión de llegar primero, ni de hacerlo en forma aplastante. No hay voces más autorizadas que otras porque tampoco hay autoridades. Se trata de una hermosa irregularidad sobre la que inevitablemente se repara, un momento en que los discursos incorporados dialogan entre sí, porque el conocimiento no debe ser medievalmente almacenado en los anaqueles de las elites despectivas y arbitrarias, ¿por qué aceptarlo? Nuestro legado puede ser el universo, todo lo que contiene o la parte que se nos venga en gana... No hay obligación de tomarlo, ni un árbol prohibido, ni viperinos hostigándote para que lo hagas.
Pensarlo así parece algo más cercano a nuestras posibilidades: es factible que difundamos discursos que permitan la reflexión, la comparación con otros discursos. Y no porque la democracia se vea amenazada, sino porque este sistema "representativo", junto con sus bonitos estados nacionales, existe para hacer las veces de barrera intelectual. Son una cortina de humo con la que las potestades económicas nos balean de miserias y fragilidades el pensamiento. Hay algo que nos une más allá de las locaciones geográficas. Y no podrán separarnos para siempre con las líneas puteadas de los mapas
Ahora, ¿Nuclearse?... Sí. (Para qué, dónde, con quién y hasta cuándo)...
Zutanosiempre tan honrado y huérfano y ocupado
reconciliándose con la inercia de estar en su rincón.
detecta los silencios que se juntan a ilusionarse con los hombres
que se vuelcan por la ventana para evitar sus cortinas
"Falta tanto", piensa y se agita de sólo lamentarse
sin saber
quién lo sucederá.
escudriña mi lámpara
y su asombro lo expulsa hacia adentro/
cuerda herida, mitigando confort/
ruega, ruega guardanauta de los ojos lunares,
con plegarias kerosén
a un corazón mentolado,
abusivamente refrescante a punta de fusil/
¿quién irradia la sombra de un tren que huye, que cae/
camaleón discontinuo,
en tu ciénaga de horas y relámpagos jurásicos?
pero, ¿quién, ave trepadora que cosecha puertas,
es ahora una parábola inserta en su propio abandono?
con tu fobia al amor
¿quién desorienta tus indicios?
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